Estaba mirando la Cronica del Campo de Belchite y he visto
este artículo de María Martínez, plenera y hermana de Manolo. Lo colgamos aquí
por su interés.
María Martínez, una poetisa en
la madurez
MARÍA MARTÍNEZ ESCRIBE CON EL CORAZÓN
SILVIA ALCALÁcronicas@aragon.elperiodico.com 05/05/2015 Algunas personas nunca dejan de sorprenderme. Conozco a María Martínez desde niña y hace tiempo que descubrí su faceta más característica y alegre, la de artista. Sonrío al recordar los originales disfraces que ha lucido durante los concursos organizados con ocasión de las fiestas de Moyuela y sé de su pasión por la escritura, pues cada año nos deja alguna sencilla poesía en nuestro libro de festejos. Pero María tiene mucho más que contar.
Aunque nació en Plenas, hace 83 años, confiesa que se siente moyuelina de adopción, no obstante, vive en esta localidad desde que se casó con Joaquín en 1957. Me cuenta que fue poco a la escuela, como muchas mujeres de su generación, especialmente campesinas y de origen humilde, pues siendo la segunda de cinco hermanos debía ayudar en casa, marchando muy joven a servir a Zaragoza.
Sin embargo, recuerda con emoción el único regalo que recibió el día de su primera comunión: un bolso de cartón para ir al colegio. "Me hizo mucha ilusión, aunque me duró poco porque al llover se estropeó. Mi madre, Timotea, me confeccionó otra bonita cartera con tela de saco a la que bordó mi nombre y, de nuevo, comencé a sonreír".
Nunca tuvo oportunidad de leer a Galdós ni a Machado. Para ella las letras sólo eran prácticamente garabatos sin significado, hasta que, andando el tiempo, ya con 60 años cumplidos, se inscribió en las clases para adultos que ofrecía la Comarca Campo de Belchite y con admirable tesón, aprendió a leer y a escribir. Sólo esto le faltaba para que la única riqueza que reconoce haber tenido, su imaginación, comenzase a volar con ligereza por el papel, hasta contar, a día de hoy, con decenas de sentidos versos, que reflejan el alma de su memoria, su infancia, sus tristezas y sus anhelos.
"El limonero lánguido suspende una pálida rama polvorienta sobre el encanto de las fuentes limpias y allá, en el fondo, sueñan los frutos de oro. Es una tarde clara, casi de primavera. Tibia tarde de marzo que el hálito abril lleva. Y estoy sólo, en el patio silencioso, buscando una ilusión cándida y vieja, alguna sombra sobre el blanco muro, algún recuerdo en el pretil de piedra de la fuente dormido o en el aire algún vagar de túnica ligera. En el ambiente de la tarde flota ese aroma de ausencia que dice al alma luminosa, nunca y al corazón, espera". Así es uno de los poemas de María Martínez Bonafonte.
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