Durante la Guerra Civil, en la época en que el pueblo fue tomado por las columnas republicanas venidas de Cataluña, se produjeron una serie de fusilamientos de los que hemos hablado algo en este blog.
Plenas a primeros de julio de 1936 tenía alcalde republicano, pero cuando Franco da el golpe de estado del 18 de Julio de 1936, la guardia civil de Herrera de los Navarros y el somatén que había en Plenas destituyen al ayuntamiento de izquierdas y colocan uno de derechas, sin derramamiento de sangre pero si a punta de pistola. Este ayuntamiento dura hasta el 12 de agosto de 1936, día en que el pueblo cae de nuevo en poder de la República. Ese día entran al pueblo camiones cargados de milicianos. Horas antes han huido de la localidad los que han podido y estaban mas significados. Otros vecinos se quedan pues no esperan que les pase nada.
En los pueblos de alrededor empieza a fusilarse a vecinos de derechas ya durante el mes de agosto y las noticias de esas sacas llegaban a Plenas, por lo que la gente comprometida estaba inquieta. Pasaron 81 días y el 2 de noviembre de 1936, un grupo de milicianos procedentes de Azuara llegó al pueblo en dos automóviles y se puso en contacto con los miembros del Comité local. Venían con órdenes de llevarse a varios vecinos de la localidad.
Sobre las 6 de la tarde se dio una especie de toque de queda, prohibiéndose la circulación de los vecinos por las calles hasta el día siguiente. En la plaza esperaban los milicianos de Azuara sentados alrededor de una hoguera a que acabaran las detenciones para partir.
Los miembros del Comité fueron a los domicilios de 7 vecinos sobre las siete de la tarde y se los iban llevando detenidos hasta el local donde estaba el Comité. Alguno de los que luego fueron fusilados se hallaban en casa de otros vecinos y allí fueron a buscarles.
Estuvieron detenidos menos de una hora y después los subieron a los dos coches que esperaban en la plaza, saliendo hacia Azuara.
Estuvieron retenidos toda la noche en el calabozo de Azuara y a la mañana siguiente fueron fusilados len la partida conocida como el Barranquillo de Azuara.
Los fusilados fueron los siguientes:
Juan José Martín Sancho, de 59 años, concejal de derechas.
Cándido Martín Gracia, de 56 años, labrador, concejal de derechas.
León Ortín Martínez, labrador de 48 años, de derechas, sin cargo.
Anselmo Gracia Villanueva, de 45 años, labrador, concejal de derechas.
Toribio Marteles Gracia, de 42 años, labrador, de derechas, sin cargo alguno.
Baltasar Martín Luño, de 30 años, labrador, concejal de derechas.
Martín Bonafonte Marteles, de 27 años, concejal de derechas.
Fueron enterrados en Azuara
Acabada la Guerra, se hizo una causa general y declararon testigos buscando responsabilidades. En este archivo se encuentran digitalizados las declaraciones e interrogatorios http://pares.mcu.es/ParesBusquedas/servlets/Control_servlet?accion=4&txt_accion_origen=2&txt_id_desc_ud=4318067
Como son muy parecidos todos, transcribo la declaración hecha en junio de 1941 por Bárbara Peguero Bailo, viuda de Cándido Marín Gracia. Casi todos repiten lo mismo.
DECLARACIÓN DEL TESTIGO
Bárbara Peguero Bailo.
En Plenas, a 23 de junio de 1941.
Ante el señor fiscal delegado para la Instrucción de la Causa general de Zaragoza, compareció la testigo anotada al margen, de 59 años de edad, de estado viuda, natural de Plenas, de profesión sus labores, que no ha sido procesada, con domicilio en Plenas y después de prestar juramento de decir verdad y enterada de las penas por falso testimonio, fue interrogada y dice:
1. Que su esposo Cándido Martín Gracia fue detenido por los vecinos de esta localidad Benancio Alfonso Barrao, que ya falleció, y por Benito Luño Gracia, que está en la cárcel de Zaragoza, el día dos de noviembre de mil novecientos treinta y seis, y llevado al local donde estaba instalado el Comité rojo local, en donde estaría detenido escasamente una hora, ignorando lo que pudieran hacer con el mismo durante aquel tiempo, y el mismo dia fue trasladado con seis detenidos más en dos automóviles al pueblo de Azuara, en donde al siguiente día fueron asesinados, ignorando quien pudo asesinarlos.
2. Que considera responsable de esta muerte a los que formaban parte del comité rojo local: Braulio Cebollada Cebollada, Inocencio Villanueva Gracia, Emiliano Lahoz Expósiito, Melchor Villanueva Borruel, Faustino Luño Gracia y Mariano Marteles Gracia, los cuales dieron la orden de detención según manifestaron los dos referidos que lo detuvieron y al parecer el Braulio y Emiliano se encuentran en Francia; el Inocencio y Faustino en la cárcel; el Melchor alparecer falleció en las filas rojas y el Mariano fue condenado a la última pena como responsable también de estas muertes
3. Que también considera responsable de dicha muerte a Francisco Villanueva Luño, el cual, al parecer falleció en Valencia, y a Pascual Luño Sancho, que se encuentra en la cárcel de Zaragoza, por que según noticias de la localidad, habría declardo el secretario del Comité Mariano Marteles Gracia que los citados Francisco y Pascual habían firmado una Acta de acusaciones contra los siete primeros asesinados, en el momento o seguidamente de ser detenidos, cuyos hechos lo ha dicho Bernabé Pardiñas, que estaba en la cárcel con el citado Mariano, no sabiendo que testigos pudiera haber presenciales porque dichas detenciones las hicieron con toda clase de reservas y precauciones, no dejando circular a ninguna persona de derechas por las calles desde que se empezó la detención hasta el siguiente día.
4. Que sospecha la declarante que los del Comité fueron los denunciantes contra los siete primeros asesinatos, y para justificar la denuncia seguramente declararían los citados Francisco y Pascual, que eran personas de confianza del Comité, porque en el mismo estaban el Inocencio y Faustino, que son hijos del citado Francisco y Pascual; que ignora quienes eran los que se los llevaron al pueblo de Azuara, y sospecha de que a su marido lo mataron solamente por ser de derechas y porque en una ocasión no quiso dar carne con vales que firmaba el citado Braulio que ejercía el cargo de Presidente del Comité
Que nada más tiene que decir, afirmándose y ratificándose en su contenido, haciéndolo bajo juramento, en el pueblo y fecha expresada
La interesada (firma poniendo la huella del dedo)
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