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viernes, 31 de enero de 2014

Refugiados pleneros en Viladecans 1938

En esta página de un blog que habla de Viladecans cita como se refugiaron en esa localidad muchos habitantes de la Comarca de Belchite, y concretamente de Plenas y Moyuela, cuando las tropas de Franco toman estas localidades y huyen algunos vecinos.


http://puntviladecans.blogspot.com.es/2013/11/els-refugiats-de-guerra-de-viladecans.html

Miércoles, 06 de noviembre de 2013

Los refugiados de guerra de Viladecans, 1936-1938

A medida que el golpe de estado militar se convertía en revolución en aquellos territorios donde fracasó y en una guerra incivilizada en aquellos otros donde se produjo un equilibrio de poderes y, a medida que los rebeldes iban ganando terreno por la fuerza de las armas, la retaguardia catalana se convirtió en tierra de acogida y de solidaridad para muchas familias que huían de la violencia, de las bombas y de la represión. Así Viladecans, como muchas otras localidades catalanas, a partir de noviembre de 1936 empezó a acoger refugiados de guerra procedente de los diversos frentes bélicos.
Desde noviembre de 1936 hasta diciembre de 1938, cuando comienza la campaña militar rebelde que terminará con la derrota de Cataluña, Viladecans acogerá un total de 466 refugiados. Un número bastante significativo de ciudadanos si tenemos en cuenta la población existente en nuestra villa en 1936. El padrón municipal de habitantes terminado a 30 de abril de 1936 nos daba un censo de 3.797 vecinos y vecinas. Respecto al anterior padrón, a 1 de diciembre de 1930, la población se había incrementado en 793 personas, es decir un 26,4%. Un aumento considerable en sólo cinco años. Pues bien, estos 466 refugiados que se reunirán en Viladecans en tiempos de guerra y revolución suponen una ampliación del 12,3% de la vecindad, y lo que es más importante, la mayoría de estos refugiados llegarán en 1938 (411) , cuando ya las consecuencias de la guerra se hacen notar en la economía, en la subsistencia cotidiana o en la moral y cuando el cansancio y la desilusión empiezan a hacer estragos entre la gente, que cada día ve como el frente de guerra acerca.
El ritmo de la llegada de los refugiados es paralelo a los movimientos bélicos y a las grandes batallas u ofensivas del ejército rebelde, que gradualmente va ganando territorio en la República. Los primeros refugiados (15) que llegan a nuestra ciudad procedían exclusivamente de Madrid y lo hacen entre noviembre y diciembre de 1936 y continuará, con un goteo, hasta julio de 1937. La llegada de estos primeros desplazados corresponde cronológicamente con el intento de tomar Madrid, en el último trimestre de 1936, por parte de las tropas rebeldes. 
La siguiente tanda de refugiados se dará el 20 de agosto (13 refugiados) y el 16 de noviembre de 1937 (27), los primeros procedentes de Santander y los segundos de varias ciudades de Asturias. Su venida también coincidirá con la caída en manos de los facciosos de Santander (26 de agosto) y del frente del norte: Gijón y Avilés serán ocupadas por los militares rebeldes entre el 19 y 21 de octubre. 
Pero, será a lo largo de 1938 cuando el grueso de los refugiados lleguen a Viladecans. Para estas fechas ya llevamos dieciocho meses de guerra con el sufrimiento que ello conlleva, la carestía de alimentos que ya se hace visible en los comercios y tiendas, las levas de hijos del pueblo que se van y no vuelven, los bombardeos de la aviación fascista que aterroriza a la población civil y el esfuerzo por mantener, aún ya pesar de todo, una moral alta. Es en este contexto que se produce la llegada de la mayoría de los refugiados, hecho este que causará algunos problemas de convivencia entre la población autóctona.
En 1938, Viladecans acogerá 411 refugiados. Estos desplazamientos, como los anteriores, también son consecuencia de la avanzada del ejército sublevado. La llegada tiene tres fechas claves. El 19 de marzo se produce una primera oleada de desplazados: recibimos 76 refugiados provenientes de los pueblos de Sástago, Plenas y Moyuela (Zaragoza) y de Híjar y Alcañiz (Teruel).Entre el 1 y el 13 de mayo llegarán un total de 92 refugiados que vienen de Calaceite, Fuentespalda, Valdeltormo (Teruel), Lécera, Escatrón y Belchite (Zaragoza) pero también de Caseres y Benifallet (Tarragona). Finalmente, entre julio y agosto de 1938 se recibirán un total de 112 refugiados, en su mayoría procedentes de Calaceite y la Torre del Compte (Teruel) y La Fatarella (Tarragona). Todos estos desplazamientos son provocados por la ofensiva facciosa sobre Aragón entre marzo y abril de 1938 (22 de febrero empleo de Teruel, 10 de marzo, caída de Belchite; 17 de marzo, conquista de Caspe y 27 de marzo, posesión de Fraga) y, la última gran ofensiva republicana entre julio y agosto, conocida como batalla del Ebro, que se alargaría hasta mediados de noviembre. Aunque, a pocos días de iniciarse la campaña franquista sobre Cataluña, entre el 2 y el 9 de diciembre llegarían otras 20 personas, naturales de Calaceite.
Calaceite será el lugar de origen del que nos vendrán más desplazados: un total de 140 personas de 194 que proceden de diversos pueblos de Teruel. Con todo, Aragón será la comunidad que aportará más desplazados: 314 sobre los 466 que Viladecans acogerá. Esto no es una casualidad, los padrones municipales de habitantes de 1930 y 1936 ya reflejan como los pueblos del Matarraña, y en concreto Calaceite son los que aportan el mayor número de vecinos venidos de fuera de Cataluña (131 vecinos en 1930). Entre los que llegan en estos tiempos de guerra se pueden encontrar las familias Pitarque David, Campanales Pérez, Pérez Sorribes, Piñol Cuchí, Lombarte o Galindo, todos originarios de Calaceite y que buscan el amparo de sus amigos y familiares venidos unos años antes en nuestra villa. 
Si analizamos la estructura demográfica de la población desplazada podemos constatar lo que de otra manera ya es obvio cuando se producen migraciones consecuencia de conflictos bélicos. El 62% de los refugiados (291) que llegan a Viladecans son mujeres y la mayoría de los refugiados (52%, 243 refugiados) son menores de 19 años. Un 10% son hombres y mujeres de más de 55 años. Por otra parte, de la franja de edad de entre los 20 y 39 años, sólo constan 12 hombres, lo que denota su incorporación masiva a los frentes de guerra. En relación con los datos anteriores, la mayoría de los refugiados son escolares, las mujeres mayoritariamente se dedican a las labores domésticas de la casa y los hombres son trabajadores del campo, sólo encontramos, aisladamente, algunas personas dedicadas a los servicios: una mecanógrafa, un barbero , uno del comercio o un carpintero.
Como datos anecdóticos podemos decir que algunos de los desplazados tendrán vecindad catalán por haber nacido ya en Viladecans, como Carmen Palomo Rodríguez, hija de Julián y Elvira que procedente de Madrid llegaron a Viladecans el 16 de noviembre de 1937, o la Luisa Molinos Pérez, que junto con su madre y tres hermanos más, de 9, 8 y dos de 6 años, llegaron el 20 de mayo de 1938 procedentes de Belchite. Las relaciones de los refugiados de guerra también denotan el ambiente ideológico de algunas de las familias: así, podemos ver como algunos de los hijos pequeños-de entre uno y cuatro años-se llaman Durruti, Acracio, Electra, Victoria, Armonía, Bonaventura o Libertario. 
Para alojar y garantizar la subsistencia de toda esta avalancha de personas, que en muchos casos venían con el que llevaban encima, el Consejo Municipal de Viladecans tuvo no pocos dolores de cabeza. 
Entre octubre y noviembre de 1937, ante la inminencia de la llegada de un buen número de refugiados, se producen acuerdos y contraacuerdos municipales sobre la manera de alojar a los desplazados: si éstos deben estar hospedados en los diversos edificios que las organizaciones políticas y sindicales habían incautado-postura de los consejeros Orégano Ferrer (UR) y Maldonado Prados (PSUC) -, o bien si se tenían que instalar en los domicilios de las personas más acomodadas-postura del alcalde Lorenzo Puig (ERC) -, "(...) que por su situación pueda aislar mantener a los refugiados ya que no es ningún secreto para nadie las dificultades que existen para encontrar víveres". Todos los miembros del Consejo Municipal, pero estuvieron de acuerdo en que lo importante no era el alojamiento sino "(...) la cuestión de las subsistencias". 
Este acuerdo de distribuir los refugiados entre las casas de los particulares comportaría que alrededor del 25 de octubre de 1937 hubiera una manifestación de mujeres "(...) bastante numerosa" contrarias al acuerdo municipal y que estas se mostraran "(...) del todo incorrectas profiriendo gritos y amenazas [contra el alcalde Llorenç Puig] llegándose incluso a una desmoralización tal que poco ha faltado, por que las palabras se conviertan en hechos ".Finalmente, ya pesar del apoyo de las Juventudes Libertarias que protestaron por "(...) la manifestación subversiva de que fue víctima el Alcalde con motivo del reparto de los refugiados", terminará acordando repartir los refugiados entre los edificios de los partidos políticos y organizaciones sindicales.
Para gestionar toda esta nueva problemática, se crearon varias comisiones municipales Pro Refugiados. El 20 de octubre de 1937, se formó una primera, integrada por los consejeros José Carreras Reguan (CNT), Joan Costa (PSUC) y José Orégano (UR) bajo la presidencia del alcalde Llorenç Puig (ERC). A partir del 16 de noviembre, en funcionó otra bajo la presidencia del consejero delegado de Asistencia Social, ciudadano Orégano (UR) y formada por los compañeros José Arrufat Gasa (ERC), Vicente Maestre (PSUC) y Juan Carrique Meca (CNT ).

Manuel Luengo Carrasco

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